Nadie que haya participado en un Gobierno con vocación de
servicio defiende el recorte de asesores y de cargos de dirección. Los “nuevos”
gobernantes se pavonean, desde su bisoñez, de que van a acabar con ese tipo de canonjías
y enchufes; si lo hacen, lo lamentarán. Caerán en un error de apreciación
muy extendido: confundir la maldad el sistema con el mal uso que se hace del
sistema. Si alguien provoca daños con un cuchillo, se prohiben los cuchillos y asunto concluído. A comerse el jamón a mordiscos.
¿Que se han producido abusos en los nombramientos?
Probablemente. ¿Qué se ha colocado al amiguete en un cargo? En algunos casos, sin duda. Pero
la solución no está en cortar por lo sano sino en garantizar, desde la
transparencia, que la persona nombrada ostenta las capacidades y la experiencia
para desarrollar su tarea con toda solvencia. Sin colaboradores expertos es muy
fácil caer en un Gobierno de boinas.
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