Foto de Nina Leen |
El nuevo Govern de les Illes Balears, cuyos trazos
principales fueron pactados definitivamente ayer entre PSOE, Més y Podemos,
merece varias consideraciones:
1.- Con Francina Armengol como presidenta, las principales
instituciones del archipiélago habrán sido presididas por mujeres. Queda mucho por
avanzar pero es un gesto significativo.
2.- Los socios del pacto apenas tienen diferencias programáticas:
coinciden en un 90% y gran parte del 10%
restante se debe a falta de información sobre la necesaria viabilidad de
algunas propuestas.
3.- Las discrepancias durante la negociación han surgido del
tacticismo y la estrategia de cada partido para sacar mayor tajada, todo muy
normal y, lo siento por los nuevos, pero no es nada nuevo. Se han registrado
algunas salidas de tono pero no han sobrepasado los límites habituales de
cualquier negociación.
4.- Podemos necesita pasar de las musas al teatro: implicarse en
las labores de Gobierno cuanto antes – no solo en Balears sino en toda España –
porque el aterrizaje en la praxis política diaria le resolverá muchos tics que
dificultan el entendimiento.
5.- El PP, el gran Señor de la Crispación, espera
acontecimientos con el cuchillo entre los dientes. Hará todo lo posible para
que la gestión del pacto de Gobierno de izquierdas sea percibida entre los
ciudadanos como un caos de intereses personales contrapuestos y fomentarán el
miedo de que todo se hunde a causa de las políticas extremistas. PSOE, Més y
Podemos, cuanto menos oportunidades le ofrezcan, mejor.
6.- Siento señalar a los firmantes del pacto que cualquier intento de sacar la cabeza por encima de los demás socios no solo es inútil para los intereses del conjunto sino para el propio cabezón. En caso de naufragio, la experiencia indica que no hay salvaciones individuales: se hunde el barco con todos los tripulantes. Así pues, cuidado con los intrigantes de pacotilla.