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jueves, 17 de octubre de 2013

Corrupción de palabra, obra y pensamiento

Están convencidos de que pueden engañar cada día a todo el mundo
La corrupción del PP no se limita a repartir sobres en negro entre los dirigentes y cobrar comisiones ilegales; lo es de palabra, de obra y, por supuesto, de pensamiento.

He seguido con atención los debates parlamentarios en relación al TIL en los que la oposición del PSOE y del PSM llevaron a las cuerdas al PP y le castigaron el hígado pero, sorprendentemente, se salieron de rositas gracias a  la corrupción de la palabra. Bauzá se limita a responder que “hace lo que se tiene que hacer y lo que le corresponde por ser quien es”, expresión de nivel comprensivo sólo comparable al “todo es falso menos algunas cosas” de Rajoy.

La consejera de Mala Educación es capaz de hacer una formidable mayonesa de sofismas con las palabras “libertad, catalán, niños trilingües y ustedes crispan”, que componen un torpedo a la lógica y la inteligencia como si viniera a decir: “la gimnasia que ustedes preconizaron para mantener el cuerpo de los ciudadanos en forma ha sido un fracaso total: los gimnasios están llenos de gente obesa. Ustedes no tienen altura moral para reprocharnos nada...” Y se queda tan fresca.


Frente a 100.000 manifestantes y el criterio solvente de decenas de miles de docentes, los estrategas del PP se sacan de la chistera cualquier caso inconstatable: un profesor que amenazó a un alumno que porque no hablaba catalán o los insultos de un maestro a un padre que llevaba a sus hijos al colegio... Todo más falso que el código ético del PP, pero que sacan a relucir mil veces en prensa, radio y televisión, sobre todo en las suyas, claro. Funcionaría si el grueso de la población fuera imbécil pero por desgracia para ellos, cada vez lo es menos.

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