1. En parrilla de salida Pedro Sánchez encabeza las encuestas
por amplia mayoría. Patxi López, con mucho menos apoyo, parece condenado a pintar poco
al final de la campaña. Susana Díaz está a la cola de las encuestas pero irá a más.
2. Una diferencia esencial: solo Susana Díaz ostenta cargos
institucionales y orgánicos en el partido. Los otros dos son militantes de
base sin poder alguno. La primera utilizará esta baza para arrastrar voto cautivo. Tiene a sus
órdenes un ejército pagado y bien entrenado para la tarea. De ahí su previsible aumento
de porcentaje. Pedro Sánchez se apoya únicamente en la militancia de base y voluntariado.
3.Los grandes jerarcas del partido, históricos y presentes,
estatales y locales, apoyan a Susana Díaz para mantener el perfil del PSOE de
los años ochenta, centralizado y vertical. El del “quien se mueva no sale en la
foto”. De ahí lo de “ganador”. Pero más de 30 años después, ya no puede ganar
porque la sociedad progresista ha cambiado y quiere otro PSOE, con otro modo de
hacer las cosas y claro perfil de izquierdas. La muestra ha sido el surgimiento
de Podemos con varios millones de votantes socialistas.
4. El poder económico y el de la comunicación apoyan a Díaz, la
única que garantiza la complicidad socialista con ellos. Ella
parece no entender que una de las causas que han crujido al PSOE ha sido el reverencialismo
gratuito de los socialistas con esos poderes que, a la que puedan, intentarán crujir
a Sánchez.
5. Dicen que la precampaña es demasiado agresiva por militantes
de ambas partes. Quizás tengan razón, pero con una diferencia. Los de Susana
están organizados desde arriba y siguen las consignas al pie de la letra y a menudo, como hemos oido, con mentiras indignas. Los
de Sánchez surgen por generación espontánea y cada uno va por su lado. Un
movimiento es vertical, y organizado; el otro horizontal y guerrillero.
6. La lucha por la desigualdad es compartida por los tres
candidatos con matices diferentes. No así la configuración territorial de España.
Díez sigue la línea “Santiago y cierra España” tan querida por el PP; a los
soberanistas catalanes, ni saludarlos. En la España de 2017, la mayoría de
españoles están por el diálogo con Cataluña para pactar soluciones del siglo
XXI. Sánchez sigue esa línea.
7. La política de alianzas tampoco es compartida. La izquierda
tiene el deber de resolver su atomización de un modo u otro. Sánchez lo sabe.
En los mapas electorales de Europa ya no abundan los partidos
hegemónicos con mayorías absolutas. Criminalizar a priori todo pacto con Podemos o con Esquerra Republicana, como lo hace Susana Díaz, no
solo es un error estratégico sino que no comulga con la opinión de una extensa
franja del electorado, partidaria de acuerdos. Sin embargo, el PPPSOE, como se ha constatado, está mucho más cerca de Susana que de Sánchez.
8. El gran escollo de Susana Díaz es borrar de la memoria
colectiva su patrocinio del acuerdo para investir a Rajoy, un
presidente hasta el cuello de la corrupción política. Y el nivel sigue subiendo
cada día. Esa percepción será insalvable para la candidata.