Estas seis fotos están separadas por 77 años y el tratamiento de color. Por lo demás, son exactamente iguales. Las mismas caras, las mismas alambradas, la misma desolación.
En blanco y negro, los miles de refugiados españoles republicanos que en 1939 huyen de la persecución franquista y son internados en campos de concentración del sur de Francia. Muchos no podemos asegurar si en estas fotos no están nuestros abuelos o bisabuelos. En cualquier caso, todos somos herederos de esos refugiados y, en alguna ocasión, nos hemos rasgado las vestiduras por la forma desconsiderada con que la República francesa trató en sus campos a los republicanos españoles.
En color, los miles de sirios que, en escenarios no lejanos, sufren la misma condición de refugiados que huyen de la desolación y la violencia en su país. De nuevo, la soberbia Europa, tiene memoria corta de lo que son los pueblos en dificultades y se comporta con desdeño con estas familias. Las palabras solidaridad y fraternidad, puntales de nuestras Constituciones, huelen hoy a podrido. Si los de arriba fallan, los de abajo deberemos tomar cartas en el asunto.
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