No comprendo como los megacomunicólogos y espadachines del lenguaje de Podemos han
dejado tirado al pobre de Echenique con el lío de la condición laboral de su
cuidador. Cada paso que hace para aclarar las cosas es un paso hacia el marasmo
y el fango.
Hoy mismo le oigo justificarse que él no se acuerda de cuándo se
producen ciertas cosas “como cualquier familia española”. Como es natural, al minuto, Echenique ha sido
comparado con una familia española, en concreto la Real y, más particularmente
con la Infanta Cristina, sufridora de amnesia.
No insistiré en lo saludable que es tomar uno mismo el
aceite de ricino que ha recomendado con ahínco a los demás. Sinceramente, creo
que es igualmente higiénico caminar el trecho que va del Asalto a los Cielos al
trapicheo con la seguridad social de un autónomo. Desde Rinconete y Cortadillo,
la picaresca española se hace un lugar entre las clases populares; las altas, como es natural, prefieren el trile de
la gran ingeniería financiera.