Somos responsables de lo que no hemos tratado de evitar. Hoy ya abunda la queja en privado, pero es indispensable dar un paso más: la reivindicación pública y en masa.
Es preciso reinventar hoy el 1 de mayo, que es más que una fiesta del calendario. Miles de trabajadores de todo el mundo han dado su vida para defender el futuro y las ilusiones de los sometidos por los poderosos.
No basta con cabrearse; hay que pasar a la acción; romper el cuadro estático del que no quieren que nos movamos, salir al exterior y plantar cara.
Hoy tenemos una gran oportunidad para decir con descaro: aquí estamos nosotros.
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