Que nadie lo dude: Carlos Delgado es el auténtico president de Balears y dueño del PP balear. En su día tildó a Bauzá de “presidente interino” y aún no le ha quitado la etiqueta. Tiene la ventaja de que siempre ha defendido las mismas truculencias políticas que huelen a rancio y echan caspa. Así, basta con revisar su ideario de antaño y comprobar que Bauzá lo aplica con obediencia en el fondo y en la forma, con el exterminio del uso del catalán en primer término.
Ese señor que va por la vida sacando pecho (él sabrá porqué lo hace) tiene una obsesión: Margarita Nájera, su antecesora en la alcaldía de Calviá. La acribilló con ocho demandas en los juzgados que alargó durante años con recursos y contrarrecursos pero no consiguió ninguna sentencia condenatoria. Ese fracaso no le impide volver a la carga: intenta tapar el fiasco del PP en el proyecto de la Playa de Palma (cero euros de presupuesto para una iniciativa indispensable en la recuperación económica de la ciudad) con acusaciones a bulto y sin pruebas.
Gran predicador de la austeridad, pagaba en Calviá más asesores personales que el President del Govern. Es amigo íntimo de los Nigorra y principal protector y mecenas de Jorge Campos, punta de lanza de la excluyente castellanización de Baleares. Representa, con mucho, la cara más radical, soberbia, naftalínica, chulesca y despreciativa del PP. Una calamidad social, vamos. Por eso es quien más manda ahora mismo en el PP balear.
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